Gil Eanes: El fin del mar ignoto






Pablo Villarrubia (BRASIL/ESPAÑA)





Pablo Villarrubia nos trae un interesante artículo sobre el navegante y explorador portugués, escudero del infante de Portugal Enrique el Navegante, Gil Eanes, cuya biografía sigue siendo poco conocida y muy discutida. Su celebridad se debe a que consiguió por primera vez, en 1434, llegar más al sur del cabo Bojador, disipando las leyendas y el terror supersticioso que este promontorio inspiraba en la Europa del Renacimiento, e iniciando así la época que se conoce como los «grandes descubrimientos» (1434).


Eanes fue el primer hombre europeo que, en 1434, oficialmente, dobló el cabo Bojador en la costa Africana, entonces el límite del mundo conocido más al sur del viejo continente. Se creía que más allá del cabo no existía vida humana y que la tierra allí era muy arenosa, como la del desierto de Libia. Consecuentemente no existía vegetación de ninguna clase. Además, se creía que las aguas eran turbulentas y las corrientes marítimas impedían el regreso de los navegantes a sus casas.

Los orígenes de Eanes son nebulosos. Según algunos documentos fue, posiblemente, un iniciado y miembro de la Ordem dos Cavaleiros de Cristo, la célebre sucesora lusitana de la Orden de los Templarios. En su seno fue escudero del enigmático infante Don Enrique, alias, El Navegante, maestre de la orden y uno de los mayores sabios y visionarios del siglo XV. El príncipe ordenó, en 1433, que Gil Eanes capitaneara una embarcación con la misión de rebasar el cabo Bojador. Sin embargo, no llegó más allá de las Canarias donde apresó a varios nativos.

Al año siguiente, el ambicioso Enrique envió a Eanes en nueva misión junto con Afonso Gonçalves de Baldaia. Al volver dijeron haber avanzado 50 leguas al sur del cabo Bojador donde notaron, en tierra, “rastros hombres y de camellos”. Algunos historiadores creen que este lugar corresponde hoy a la Garnet Bay, a 24º 51′ de latitud norte. Baldaia realizó otro viaje en 1436, y llegó más al sur (22º 31 latitud norte) al roque de la Galéa y, antes, a la desembocadura del río del Oro. Es posible que estas misiones obedecieran la política secretista de Enrique, ocultando riquezas y otras informaciones vitales para ampliar los dominios lusitanos y de la Orden de Cristo más allá de los mares.

Personaje enigmático

El primer documento que habla de Gil Eanes es de 1414 sobre una venta de propiedades en Lisboa; otro data del 1421 e informa que estaba en Southampton ( costa sur de Inglaterra) junto con João Afonso, maestre de uno de los dos barcos portugueses anclados en aquél puerto.


Las embarcaciones tenían por misión transportar caballos y varias armas de los embajadores del rey de Portugal. Pero los datos son confusos y es posible que en, ambos documentos, aparecieran homónimos del gran navegante.

Sí es cierto que Eanes vivía, en 1479, en la isla da Madeira, en pleno océano Atlántico, cuando dejó por escrito su testamento. Había nacido en la pequeña Lagos, en la costa del Algarve portugués en fecha imprecisa. Las informaciones más seguras de la vida aventurera de aquél hombre proceden de la pluma de Gomes Eanes de Azurara, autor de la “Crónica do Descobrimento e da Conquista da Guiné”.


Para entender el viaje de Eanes es importante saber que, durante más de 60 años, el infante Enrique organizó expediciones para bajar cada vez más al sur de la costa atlántica de África para encontrar el camino alrededor del mítico Prassum Promontorium y romper el monopolio musulmán sobre el rico comercio de las especias y de la seda con Calicut (India) y el lejano Catay (China o Japón).

Los objetivos del infante Enrique no eran tan sólo dedicados a expandir el conocimiento geográfico del planeta. Trataba de hacer esclavos en tierras de “infieles” y de romper el comercio del Islán. Por eso, en 1444, envió una expedición de seis carabelas a las islas Canarias, comandada por el italiano Lanzarote, donde Gil Eanes desempeñaba un papel importante.

En seguida pusieron rumbo a las costas africanas de Arguim, donde, en la isla de Noar, apresaron 175 nativos y luego desembarcaron en la isla de Tider o Tide donde cautivaron 48 musulmanes. En la expedición iban grandes conocedores del mar, como Nuno Tristão y Gonçalo Sintra, este último muerto durante los combates en las islas y el primero en 1446, durante una expedición al río Gambia por setas envenenadas de los nativos que quería apresar. Ambos eran allegados al infante luso y posiblemente miembros de la Orden de Cristo.

No sabemos si Gil Eanes estaba entre los favoritos del infante Enrique para descubrir la misteriosa tierra del Preste Juan de las Indias, un soberano católico cuyo reino estaba perdido y aislado en medio de tierras de “infieles”, quizá en Abisinia. Dos años después del asalto a las islas africanas de Noar y Tider, Lanzarote solicitó a don Enrique para regresar, combatir a los musulmanes y explorar la “Tierra de los Negros”, entre el Niger y Senegal.


Y así fue, con la presencia de Gil Eanes y mercaderes que pusieron a disposición veintisiete embarcaciones, la mayor flota que alcanzó la costa africana en época del infante. Tras la conquista de la isla, el marino portugués retornó a Lagos pues temía por su vida en los confines africanos. Lanzarote, por su parte, siguió más hacia el sur, y alcanzó la desembocadura del río Senegal.

Cabe el merito a Eanes de haber abierto las puertas del Atlántico sur que bordea África a las carabelas y otras embarcaciones rumbo a tierras desconocidas y la misma India.



ALGUNOS DATOS SOBRE EL AUTOR:
Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado por la Facultad Cásper Líbero (São Paulo, Brasil, 1986), Pablo Villarrubia Mauso desarrolla su labor como periodista desde 1988 y, como escritor, desde el año 1997.
Nació en São Paulo (Brasil, 1962), de padres españoles, pero criado en medio de la comunidad lusitana de aquella ciudad.
Después de entrevistar a arqueólogos de todo el mundo, de visitar sitios arqueológicos y museos de tres continentes, sintió la necesidad de conocer mejor el panorama informativo español (prensa escrita) relacionado con la difusión de la arqueología. Como resultado, surgió la tesis doctoral “Periodismo arqueológico y empresa informativa”, la primera de este género presentada en España, que fue defendida por el autor, en Junio de 2005, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
Actualmente el periodista desarrolla varios proyectos de novela histórica, donde la realidad se mezcla con la ficción a partir de los datos personales acumulados a lo largo de muchos viajes y experiencias personales.
Combina los reportajes que publica periódicamente con nuevos libros y sus colaboraciones en distintos medios de comunicación, sea prensa, radio o televisión para España y Brasil.


• Publicado con permiso del autor