¿Podemos creer todo lo que vemos? Ilusiones ópticas

Una ilusión óptica es cualquier ilusión del sentido de la vista que nos lleva a percibir la realidad erróneamente. Éstas pueden ser de carácter fisiológico asociados a los efectos de una estimulación excesiva en los ojos o el cerebro (brillo, color, movimiento, etc., como el encandilamiento tras ver una luz potente) o cognitivo en las que interviene nuestro conocimiento del mundo (como el Jarrón Rubin en el que percibimos dos caras o un jarrón indistintamente). Las ilusiones cognitivas se dividen habitualmente en ilusiones de ambigüedad, ilusiones de distorsión, ilusiones paradójicas e ilusiones ficticias (alucinaciones) donde las imágenes no son perceptibles con claridad por el ojo humano, ya que nuestro cerebro solo puede asimilar una imagen a la vez. En conclusión, el cerebro humano solo puede concentrarse en un objeto, por lo que, cuando se presentan dos formas en una sola imagen, se ocasiona confusión y el cerebro entra en desorden, con lo cual este lleva a ver otra visión de lo visto.


El cuadrado A es exactamente del mismo color que el cuadrado B.


                                             Jarrón de Rubin.

Podemos percibir la figura y el fondo de manera alternativa.
No están sometidos a la voluntad y pueden variar entre una persona y otra, dependiendo de factores como: agudeza visual, campimetría, daltonismo, astigmatismo y otros.
Entender estos fenómenos es útil para comprender las limitaciones del sentido visual del ser humano y la posibilidad de distorsión, ya sea en lo relativo a la forma, el color, la dimensión y la perspectiva de lo observado.
Las ilusiones ópticas fisiológicamente ocurren durante la conexión del hemisferio derecho y el izquierdo, gracias a esto tenemos la capacidad de percepción.

¿Se puede creer lo que se ve?

La naturaleza también nos ha obsequiado con algunos de los fenómenos más extraños, desde un extraño fuego que parece incendiar el cielo, un lago que aparece en medio del desierto, un halo de luz que aparece sobre nuestra propia sombra....
Desde el rayo verde, hasta la colina magnética de Ladakh, estos son algunos de estos fenómenos:

FUEGO DE SAN TELMO
Castillo de Edimburgo, Escocia


El fuego de San Telmo es una de las mejores ilusiones ópticas de la naturaleza, tan impresionante que Herman Melville lo llamó “el dedo de fuego de Dios” y Julio César lo vio en las jabalinas de sus tropas la noche anterior a la batalla que le llevó a conquistar Escocia y lo interpretó como un augurio favorable. Este espectacular efecto, causado por la descarga eléctrica desde las nubes tormentosas hacia la tierra, siempre ha conjurado pensamientos de intervención divina. A menudo se ve en los mástiles de los barcos durante una tormenta; los marinos lo agradecen, pues suele aparecer cuando la tormenta amaina, de ahí que san Telmo se convirtiera en su protector. Otro lugar donde se ve con frecuencia es en lo alto del castillo de Edimburgo, una fortaleza que nadie puede perderse, pues se alza sobre la ciudad desde su cima volcánica. Para llegar, solo hay que seguir la Royal Mile, la calle principal de la zona medieval de Edimburgo.

ESPECTRO DE BROCKEN
Goslar, Alemania


El 30 de abril, quienes se acercan a la montaña Brocken, en el macizo alemán del Harz, se pueden encontrar con una verdadera procesión de excursionistas que se lanzan a los caminos para celebrar la llamada noche de Walpurgis. Y es que esta montaña de la Alemania Central es célebre por sus extraordinarios fenómenos que están entre lo natural y lo sobrenatural. Durante milenios los más afortunados han podido presenciar un extraordinario fenómeno óptico: el espectro de Brocken. Algunos han llegado a pensar que estaban en presencia de Dios o ante una revelación espiritual ya que el espectador se ve confrontado con una imagen de su propia sombra rodeada de un halo de luz, por lo general alrededor de la cabeza. El fenómeno ocurre sobre todo en las alturas, cuando hay humedad en el aire y el Sol está bajo. El espectro puede ser observado en otras muchas regiones montañosas, desde los Cairngorms de Escocia a las montañas de la isla de Maui (Hawai).
A Goslar, la entrada a los montes Harz, se puede llegar en autobús desde Berlín. El viaje cuesta unos 40 euros.

RAYO VERDE
San Juan de Luz, Francia


El rayo verde es un fenómeno óptico curioso, pero también el título de una de las novelas más  extraordinarias de Julio Verne. Y es que este efecto seduce a las mentes más románticas, pues parece capturar algo de la transitoria naturaleza de la existencia. Los más privilegiados logran verlo al atardecer, cuando un punto verde o un rayo de ese color parece salir del Sol. Las causas de esta ilusión óptica son complejas y tienen que ver con la refracción de la luz, la densidad de la atmósfera y la curvatura de la Tierra. Se puede intentar vislumbrarlo en San Juan de Luz, ciudad en la que el cineasta Éric Rohmer situó su película El rayo verde.
Dice la leyenda popular que quien logra ver el rayo verde en una puesta de sol tiene asegurada la felicidad y la prosperidad el resto de su vida.
San Juan de Luz está en la costa vasca, al sur de Biarritz. Es una ciudad pintoresca, de calles estrechas y con un animado puerto pesquero y unas estupendas playas. Para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad hay que subir al promontorio de Pointe St. Barbe, en el extremo norte de la Bahía de San Juan de Luz y a un kilómetro después de la playa de la localidad. Hay que caminar hasta el final del boulevard Thiers y seguir andando.

COLINA MAGNÉTICA
Ladakh, India


Tierra de puertos nevados y gompas antiguas en la frontera con Tíbet, en Ladakh es posible toparse con el fenómeno de la colina magnética, o colina de la gravedad, donde los vehículos que se dejan en punto muerto parecen ascender. Este sorprendente efecto ha propiciado historias sobre cómo la fuerza magnética desvía los aviones de su curso. En realidad se trata solo de un poderoso efecto óptico: la cuesta no se inclina hacia arriba, sino ligeramente hacia abajo, pero la forma del paisaje circundante y el horizonte montañoso hacen que se enturbien los puntos de referencia habituales.
La colina está a 30 kilómetros al este de la histórica capital de Leh, en la carretera Leh-Kargil-Baltic, señalizada con un gran cartel. Leh fue en otro tiempo la capital del reino de Ladakh, en los Himalayas, y actualmente está en el distrito de Jammu y Cachemira. La ciudad está a 3.650 metros sobre el nivel del mar y no resulta especialmente fácil llegar hasta allí, además de requerir una cierta aclimatación a la altura para algunos viajeros. Los principales monumentos de la ciudad se hallan colgados en una imponente cresta rocosa coronada por el Palacio de Leh, lo que le da a la estampa un cierto parecido al Potala de Lhasa (Tibet).

ESPEJISMO
Nullarbor, Australia


Se trata de un fenómeno relativamente común: la calina debida al calor hace que el aire brille y puede conseguir que las carreteras parezcan húmedas. Pero para los viajeros exhaustos, la apariencia de un lago en la distancia suscita falsas esperanzas. Sin embargo, si se lleva una botella de agua, estas ligeras alucinaciones hasta pueden hacer más atractivo el viaje. El desierto australiano de Nullarbor (que significa “sin árboles”) es el horizonte llano por excelencia. Está en el sur del Outback australiano, y atravesarlo es como ir de Londres a Moscú. Conducir por esta carretera en apariencia interminable ofrece excelentes oportunidades de flirtear con los espejismos. Antes de lanzarse a cruzar el Nullarbor se impone asegurarse de que el vehículo está en perfecto estado y llevar agua en abundancia y el depósito bien lleno.

DIABLOS DE PAASSELKÄ
Lago Paasselkä, Finlandia


Este fenómeno se conoce en español generalmente como fuego fatuo: se trata de una luz que aparece por la noche, a menudo en zonas pantanosas. Si se siguen las “bolas de luz”, retroceden, aunque también puede parecer que siguen a la persona. El fenómeno se conoce desde la Antigüedad y la mayoría de las culturas han considerado que estas luces eran espíritus malignos que atraían al caminante a la condena, o bien presagios de desastre. El profundo lago Paasselkä de Finlandia es famoso por sus misteriosas bolas de luz, que incluso han llegado a filmarse. En el folclore finlandés estas luces señalan la ubicación de tesoros y desde el siglo XVII se incorporaron a los cuentos populares finlandeses, que los interpretaron como "creaciones de las criaturas malvadas". Tradicionalmente, los finlandeses creían que el inicio del otoño era la mejor época para buscar luces extrañas y los tesoros que se escondían bajo ellas.

PARHELIOS
De Tombuctú a los Polos


El parhelio es un efecto que se observa alrededor del Sol. Son como brillantes puntos de luz (o “soles falsos”) que se localizan a ambos lados del propio astro rey. Puede durar horas. A medida que el Sol va elevándose, se van deshaciendo y toman el aspecto de cometas. Hacia el mediodía, la visión suele haber desaparecido, dejando que el verdadero Sol termine solo su curso celeste. En el pasado se consideraban presagios de malos tiempos, pero, cuando se sabe que se trata únicamente de inocentes cristales de hielo que crean prismas en el aire, resultan mucho menos amenazantes. Se ven mejor si se tiene un horizonte plano, por ejemplo, en las tierras cálidas y los antiguos templos de barro de Tombuctú, pero pueden contemplarse en cualquier lugar del mundo y sobre todo en los amaneceres fríos o en las puestas o salidas de sol invernales. En el Ártico y en el Antártico resultan habituales. Puesto que Tombuctú es, por el momento, una zona poco segura para los viajeros, tal vez debamos intentar verlo más cerca de casa. Tenemos a nuestro favor el que no haya unos lugares más propicios que otros para su observación; todos valen.

FATAMORGANA
Antártida


Muy al norte (o muy al sur) el aire puro y claro hace que los objetos distantes se enfoquen con gran nitidez. La percepción de profundidad se torna imposible y el mundo adquiere un extraño aspecto bidimensional. En los mapas y cartas de navegación los primeros exploradores situaron meticulosamente islas, cabos y cordilleras que jamás volvieron a verse. Un buen ejemplo es aquel explorador sueco que describía un escarpado cabo con dos glaciares inusualmente simétricos; la realidad es que estaba mirando a una morsa. Las fatamorganas son causadas por los reflejos del agua, el hielo y la nieve, y, cuando se combinan con inversiones de temperatura, crean la ilusión de objetos sólidos y bien definidos donde no hay nada. Objetos que se encuentran en el horizonte (islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo) se convierten visualmente en objetos alargados y elevados, como castillos de cuentos de hadas. Este efecto recibe el nombre de Fata Morgana del Hada Morgana, la hermanastra bruja del Rey Arturo. El efecto es especialmente habitual en las superficies heladas de la Antártida.