Encuentros en la carretera





EJosé A. Caravaca (ESPAÑA)
http://caravaca.blogspot.com




El pasado 20 de marzo, se cumplió el 40 aniversario del encuentro OVNI protagonizado por Adrián Sánchez Sánchez. Para conmemorarlo, les traigo este interesante artículo del compañero y amigo
José Antonio Caravaca, en el que recoge varios sorprendentes casos de encuentros en la carretera, incluido el del Sr. Sánchez.


EL TERROR ACECHA EN LA CUNETA


Cuatro décadas nos separan de una enigmática cadena de acontecimientos que tuvieron varios denominadores en común, y quizás, y esto es lo más trascendental, tuvieron el mismo origen. En el breve plazo de solo unos pocos días, diferentes personas en distintos lugares de España se tropezaron sin buscarlo ni pretenderlo con una realidad pavorosa y fascinante. Todos fueron testigos de una siniestra presencia mientras circulaban plácidamente por carreteras apartadas. Humanoides, nieblas impenetrables, luces extrañas, OVNIs, salieron, como surgidos de la nada, al paso de nuestros protagonistas que tan solo cometieron el error de transitar por donde lo "imposible" iba a cobrar vida. Angustiosos minutos donde parecía que se habían adentrado en una oscura y desalentadora pesadilla. Pues, no podemos pasar por alto, antes de entrar en materia, que uno de los factores más sobrecogedores que se dieron cita en aquellas remotas, pero nunca olvidadas experiencias, fue, precisamente, el terror... Una fría y demoledora sensación que nunca iban a borrar de sus mentes...


UNA NIEBLA DEMASIADO ESPESA

Hagamos un pequeño viaje en el tiempo y repasemos que aconteció en el seno de la prolifera década de los setenta cuando un autentico aluvión de noticias referentes a los huidizos No Identificados salpicaban, cotidianamente, los distintos medios de comunicación de nuestro país.
Nuestra primeria historia nos traslada al sur de España, donde tuvo lugar un suceso, que se convertiría en todo un clásico de la ufología española. El protagonista el Sr. Cristóbal Muñoz Romero que, a bordo de un flamante Seat 1500 oficial, vivió una aterradora experiencia mientras se adentraba en una espesa niebla. La repercusión mediática del caso se debió a su profesión, chofer, por entonces, del presidente de la Diputación de Cádiz, y a su reputación de hombre serio y cabal.


Imagen inédita del Sr. Muñoz entrevistado por J. J. Benítez en la entrada de la Diputación de Cádiz. (Gentileza de J.J. Benítez)

Tras la publicación del suceso en el Diario de Cádiz, y posteriormente por aparecer en la obra mítica de J.J. Benítez, 100.000 km tras los OVNIS, nuestro testigo decidió alejarse de los medios de comunicación y no hablar mas de su experiencia en público, puesto que no le interesaba lo más minino la notoriedad que estaba alcanzando. De hecho un joven Benítez decía en su libro de él; "una de las personas mas parcas en palabras, mas fría en talante y menos dada a la popularidad que jamás he conocido". Es más, el chofer solo accedió a reunirse con el periodista navarro, tras una inicial negativa, a petición directa de su apreciado presidente, el Sr. Antonio Barbadillo. Desde entonces nada más se supo del incidente. Ni más entrevistas, ni más comentarios al respecto. El Sr. Muñoz que contaba 30 años cuando sucedieron lo hechos, nunca volvió a hablar de su tenebroso encuentro con ningún otro investigador o periodista. Numerosas ofertas de televisión, de revistas y periódicos llegaron hasta la puerta de su casa, pero ninguna consiguió arrancarle la más mínima palabra...
Precisamente, debido a la reiterada y manifiesta negativa del testigo a conceder mas entrevistas y a la escasez de datos que circulaban del hecho, se publicaron muchas informaciones erróneas de lo acontecido aquella lejana madrugada de 1974.
Un ejemplo. Los ufólogos Julio Arcas Gilardi y José Ruega Montiel describían el episodio vivido por el gaditano de la siguiente forma: "Cristóbal Muñoz Romero chófer al servicio del entonces alcalde de Cádiz, regresaba en coche de un servicio oficial desde Sanlúcar de Barrameda, cuando al pasar a través de una zona de niebla, a cinco kilómetros de la base de Rota, vio una luz blanca encima del automóvil y su parte derecha. La extraña luz debía encontrarse a diez metros de la carretera. Instantes después observó un "ser" de aspecto "humano" y cerca de dos metros de altura. Estaba próximo a la carretera; su vestimenta era similar a la de un submarinista, proyectando un rayo de luz resplandeciente que parecía salir frontalmente desde el cuello. La luz se alargaba y se encogía. Cristóbal Muñoz, al pasar con su automóvil cerca de "aquella entidad", notó que el motor fallaba y que era agitado violentamente por un repentino "viento". El testigo, asustado huyó." Menos acertado aún que los investigadores españoles, estuvo en su descripción de los hechos el escritor galo Pierre Duval, en su obra "El gran libro de los OVNIs", cuando comentaba el caso sin rigurosidad alguna: "Una noche, mientras volvía de acompañar al presidente a su casa, vi encima mío un objeto de aspecto metálico y brillante. A medida que el objeto se me acercaba, yo sentía con mayor intensidad una sensación extraña. Posteriormente, el auto se paró tras unas violentas sacudidas". Como veremos a continuación muchos de los aspectos narrados sobre su encuentro son totalmente falsos. El autor consiguió lo que ningún otro medio de comunicación especializado había logrado, entrevistarse con el testigo y obtener un relato integro de su experiencia arrojando nuevos y sorprendentes datos. Además de poder visitar el lugar de uno de los encuentros mas importantes de la década de los setenta...


Cristóbal Muñoz junto a su vehículo oficial, ambos protagonizaron uno de los encuentros OVNIs mas conocidos de la década de los setenta. (Cortesía J.J. Benítez).

Este fue el resultado de una apasionante entrevista:

Pregunta.- ¿Es cierto que vio algo fuera de lo normal en la madrugada del 19 de marzo de 1974?
Respuesta.- Si es cierto

P.- ¿Puedes describirnos todo tal y como ocurrió?
R.- Serían las 3:30 o 4 de la madrugada, venia de dejar al presidente en su domicilio, cuando circulando por la carretera, me encontré con una niebla muy densa, tan espesa que apenas podía ver nada. Debido a ésta circunstancia circulaba muy despacio, iba por la carretera de Sanlúcar de Barrameda hacia el Puerto de Santa María. Cuando llegué al cruce que hay en la carretera de Rota hacia Jerez, resulta que a unos 20 o 30 metros sobre la parte derecha de la cuneta, apareció una figura como la de una persona, al lado de la carretera. En principio, a mi me pareció que era una persona normal, por que le había visto bien las piernas y vestía con pantalones, pensé incluso que podría haber habido un accidente y circule aún más despacio, por precaución. Pero tal y como me iba acercando al lugar, salió de esa figura un enorme resplandor de la cintura hacia arriba. Ese brillo apareció en unos segundos y justo cuando estuve muy cerca de la "persona". La "luz" era muy fuerte y lo iluminaba todo por completo, con gran claridad. Me lleve un susto tan grande que gire hacia la izquierda y claro, quise intentar correr más con el coche. Entonces sentí como el vehículo era "zarandeado" violentamente por "algo invisible" y todo esto paso en cuestión de segundos. En esos momentos tuve la clara sensación de que esa "cosa" se había subido a mi coche por la puerta de atrás. A pesar de todo, yo seguí acelerando más sin detenerme, miré por el retrovisor y allí no había nadie. Aunque mire hacia atrás en dos o tres ocasiones, ya no vi nada, ya no vi esa extraña luz por ningún sitio, incluso me salí de la carretera al querer fijarme mejor.


             Un enorme resplandor surgió de la cintura del humanoide


P.- ¿Que piensas realmente que pasó?
R.- Pues no se, por muchas vueltas que le doy después de tantos años no llego a imaginarme lo que pudo ser, pero de lo que estoy seguro, es que algo raro fue. Como sabes, llevo muchos años en la carretera y he tenido mis anécdotas pero nunca me ha pasado nada tan raro como aquello.

P.- ¿Observaste algún objeto en el cielo o alguna otra anormalidad en ese lugar?
R.- No vi nada a parte de lo dicho. Se dijeron muchas mentiras tras publicarse el libro de J.J. Benítez, que por cierto, hasta la fecha, ha sido el único investigador con el que he hablado. Yo nunca he visto un OVNI como se ha llegado a decir...

P.- ¿Que condiciones climáticas imperaban esa noche?
R.- Como ya dije antes, era una noche de mucha niebla, no se veía nada a más de 20 o 30 metros, por eso fue la impresión tan grande que me lleve, por que lo vi de pronto. Estaba situado en una carretera que conozco muy bien y entonces, claro, allí no hay nada ni postes, ni señales de trafico, ni nada, por lo tanto no me esperaba encontrar "aquello" allí.

P.- ¿Le ocurrió algo al coche oficial?
R.- Que yo sepa, a la mañana siguiente, en el Parque Móvil de la Diputación, que es donde yo dejo el coche, el mecánico me tuvo que arreglar la puesta en marcha del vehículo, pero pienso que pudo ser por pura casualidad.

P.- ¿Sentiste algún tipo de molestia corporal en los días posteriores?
R.- No, solo me lleve unos pocos días muy nervioso, nada más.

P.- ¿Contaste a alguien lo ocurrido aquella madrugada?
R.- Esa misma noche desperté a mi mujer Carmen y le comenté el gran susto que me había llevado (Su esposa confirmó éste extremo asegurándome que: "en todos los años que lo conozco, jamás, jamás, -enfatizó- lo había visto tan asustado como aquella madrugada que me despertó bruscamente, con la cara pálida, para decirme lo que le había pasado"). Después, a los tres días, cuando fui a recoger a mi jefe, le conté lo que me había sucedido y más tarde en una reunión que hubo en la Diputación, lo contó en el pleno del ayuntamiento a todos los presentes. En dicha reunión se encontraba un periodista del Diario de Cádiz y fue él quien se encargó, en contra de mi voluntad puesto que nunca quise hacerla pública, de expandir la noticia.


El autor del reportaje en el mismo lugar donde el Sr. Muñoz observó al misterioso ser

P.- En lo días siguientes al suceso, ¿volviste a pasar de nuevo por aquel lugar?
R.- Al principio no, quise evitarlo a toda costa. Siempre daba un rodeo por Jerez. Me causaba un poco de inquietud la zona. Pero por fin, un día, me decidí a circular de nuevo por allí, sin saber el susto que me esperaba. Era de día y me lleve otro sobresalto, porque justo cuando estaba a la altura de donde me ocurrió el hecho, y mira que circule mas despacio para observar mejor el lugar, el capo del coche se me levantó de pronto y tuve que pegar un frenazo en seco (El capo del 1500 se abre hacia adelante del vehículo, lo que dificulta su abertura en movimiento). El coche que venia tras del mío estuvo a punto de chocar conmigo.

P.- Antes de lo ocurrido ¿te habías interesado alguna vez por el tema de los OVNIs?
R.- No nunca me han interesado estas cosas.

P.- ¿Crees que existen después de lo que te ha pasado?
R.- Tengo mis dudas. No estoy muy de acuerdo en que existan, pero ni lo afirmo ni lo niego. Solo se que aquello fue muy raro.

Para concluir esta investigación, acompañados por el propio testigo nos trasladamos, por primera vez después de mucho tiempo, al lugar del "tropiezo" con la luminosa entidad. Caminando por la zona comprobamos un dato que puede ser interesante al menos lo suficiente, como para tenerlo en cuenta. Una de las mayores interrogantes sobre este suceso, fue saber la "procedencia" o "naturaleza" del solitario humanoide. Si pudo o no estar relacionado con los OVNIs. Pues bien, situados en el mismo lugar de la entidad, observando detenidamente el paraje de los alrededores, comprobamos que al margen de la carretera, junto a la situación del ser aquella madrugada, existe una pequeña vaguada de unos 3 metros de desnivel, en referencia con el piso de la carretera, lo que impediría hipotéticamente (si así fuera el caso), que un "objeto" pudiera ser visto con facilidad si éste se encontrara próximo a la carretera. Debido a dos factores principalmente, a la niebla, cuando el testigo se aproxima al punto del encuentro desde lejos, y la propia elevación del terreno cuando el Sr. Muñoz se halla junto al humanoide, no pudiendo observar el área que encuentra muy por debajo de su punto de visión.


El testigo señala de donde partió el haz de luz cuando se aproximó al ser

Aquellos años fueron testigos mudos de una desmesurada actividad OVNI en nuestro país. Pero lo que pocos podían imaginar es que la experiencia del Sr. Muñoz era solo el arranque de una inquietante secuencia de encuentros terroríficos que podían haber terminado de una manera dramática, pero no adelantemos acontecimientos.


PERSEGUIDO POR DOS PLATILLOS VOLADORES

A no demasiada distancia de Cádiz, en Sevilla, otro conductor, el Sr. Adrián Sánchez Sánchez de 31 años, fue perseguido por un "platillo volador" en la mañana del 20 de marzo de 1974. Solo un día después del encuentro del chofer gaditano. Veamos como sucedió...
Adrián, viajante de comercio de 31 años, circulaba plácidamente hacía el Castillo de las Guardas (Sevilla) a bordo de su Dyane 6, cuando sobre las diez y media u once de la mañana, vio caer "algo" al lado de la carretera, y observó una enorme maquinaria en medio del campo, como un gran almacén. Sorprendido por su apariencia, detuvo su vehículo y decidió averiguar que era "aquello". Según el testigo se trataba de un enorme puro metálico, que flotaba a escasos metros del suelo, con una amplia puerta en uno de sus lados, siendo su tamaño de unos 150 o 200 metros. “Yo no había visto cosa igual en mi vida- comento al investigador Juanjo Benítez a los pocos días de su experiencia. Era mucho más que dos vagones de ferrocarril juntos. Pero, aunque flotaba, yo no terminaba de ver alas, ni ruedas ni nada...". En esas estaba el bueno de Adrián, cuando por la derecha del objeto, aparecieron de repente tres "discos" metálicos a gran velocidad. Dos de ellos se introdujeron por la entrada del enorme cilindro y el tercero de ellos, como advertido de la presencia del curioso, enfiló su rumbo hacia el sevillano.


                    Adrián Sánchez vivió una aterradora experiencia

Poco le falto a Adrián para remontar el vuelo, y llegar hasta su coche. Salió disparado al mando de su vehículo, mientras que observaba como el disco volador le seguía a corta distancia. Durante unos 15 kilómetros se produjo una dramática persecución que estuvo a punto, en varias ocasiones, de terminar con nuestro protagonista en la cuneta. "Yo pisaba el acelerador hasta hacerme daño en la planta del pie. No se me ocurrió siquiera dar la vuelta y llegar a Aznalcollar, que esta a cinco o seis kilómetros. No, mi terror era tal que salí despedido en dirección al Castillo de las Guardas, a casi 30 kilómetros...".


                                        Vehículo del testigo


             Un extraño y gigantesco artefacto flotaba sobre el campo

Cuando la desesperación estaba a punto de ganar la partida, a la altura de una finca cercana el objeto desapareció de la vista del conductor. Con el susto en el cuerpo, presa de los nervios, en compañía de un vecino de la zona, Adrián Sánchez acudió al cuartel de la Guardia Civil para dar cuenta a las autoridades de su aterradora vivencia, que realizaron incluso un informe oficial del suceso.


HUMANOIDES EN MEDIO DE LA CALZADA

Pero aquella semana de inusitados sobresaltos no había concluido aún. Sin duda, aquel mes de marzo de 1974 tenía algo especial. El 21 del citado mes, Maximiliano Iglesias Sánchez de 21 años, iba a poner punto y final a unos días para no olvidar en mucho tiempo. Sin conocerse aun nada de lo vivido en Cádiz y Sevilla nuestro protagonista enfila de nuevo una oscura carretera para enfrentarse con lo desconocido... En esta ocasión Salamanca iba a ser el escenario escogido...
"Aquel 21 de marzo, yo salía de Pineda, donde vive mi novia hacia las dos y cuarto de la madrugada -relataba el joven al reportero infatigable Juanjo Benítez autentico cronista de lo insólito-. Monte en el "Avia" (furgoneta) y partí hacia Lagunilla. Pero de pronto, cuando me encontraba entre Valdehijaderos y Horcajo, a unos 500 o 600 metros, y en plena carretera vi una luz muy potente".


J. J. Benítez, cuya labor nunca será lo suficientemente recompensada, recorrió la geografía española recopilando multitud de encuentros con los OVNIs durante los años setenta.

El testigo observa que en medio de su camino existen dos focos de luz, de color blanca, que disminuyeron de intensidad a los pocos minutos de observación. El motor y el encendido eléctrico del vehículo de Maximiliano se detienen inexplicablemente. La furgoneta se resiste a arrancar mientras que un ligero nerviosismo comienza a florecer en el joven conductor salmantino. "Me quedé en la cabina y observé las luces que tenía frente a mí. Una, como les decía estaba en mitad de la calzada. La otra flotaba inmóvil a la derecha de la primera y a unos 15 o 17 metros sobre el campo".


    El testigo describe la forma de los objetos que vio sobre la carretera

El transportista asegura que el objeto que estaba sobre la carretera, podía medir sobre los 15 metros, era de metal, sin remaches, ni puertas, ni ventanillas, completamente liso y sin aristas. Se sostenía sobre tres patas de medio metro cada una. Cuando ya no tenía dudas sobre la extrañeza de su visión, unas enormes siluetas surgidas tras la luminosidad del objeto le sobrecogen. Se trataba de dos humanoides muy altos, enfundados en unos trajes parecidos a los de un buzo. Gesticularon entre ellos y señalaron en dirección al joven que no pudo más que aferrarse al volante. Tras desaparecer en el interior del OVNI, sin que pudiera ver por donde lo hacían, éste despegó tras un fuerte ruido. Tras poner en marcha el vehículo Maximiliano emprende su camino, deteniéndose a los 200 metros para observar como, de nuevo, los objetos toman tierra tras él. Sin ánimos para averiguar mas sobre aquellos cacharros y sus tripulantes el camionero marchó del lugar sin saber que horas después tendría que correr para huir de aquellos seres.


         De nuevo un vehículo es "testigo mudo" de un encuentro OVNI

Al mañana siguiente, del 21 de marzo, por motivos laborales acude otra vez al pueblo de Pineda por mercancía, regresando a su domicilio sobre las 23:00 horas de la noche. Pese a que la familia de su novia, conocedora de los hechos vividos por el joven, le sugiere que pernocte en su domicilio aquella noche, Maximiliano esta seguro que no volverá a ocurrirle nada extraño. Por ello decide regresar a su pueblo con total tranquilidad y confianza, hasta que aproximándose al lugar del avistamiento, se topa de nuevo con la misteriosas luces en mitad de la carretera que de nuevo le interfieren en el sistema eléctrico del coche y le dejan detenido. Estaba situado a unos 200 metros de las tres luces que le obstaculizaban el paso, dos de ellas sobre el campo y una sobre la calzada. "Sin que supiera por dónde, salieron de aquel objeto cuatro personas. Eran tan altas como las de la noche pasada. Se recortaban perfectamente frente a la luz del aparato que estaba en la carretera. Los observé con cierta alarma. Parecían mirarme y gesticularon entre ellos, como si no estuvieran de acuerdo. Y de pronto, empezaron a caminar hacia mi". Con el corazón en un puño, Maximiliano emprende la huida a pie, mientras los gigantes se encaminan firmes y decididos tras sus pasos. Tras unos dos kilómetros de frenética persecución, tropezando en la oscuridad con la maleza y rocas, nuestro testigo siente flaquear sus fuerzas. Sus perseguidores no andan muy lejos, la única salvación, a la vista, un pequeño riachuelo, una zanja en la que se esconde tendido, hundido prácticamente en el barro. Los seres se detienen a unos 20 metros de su posición y comienzan a buscar al joven. Se organizan y se separan para hacer más efectivo su rastreo. Maximiliano escucha los latidos de su corazón contra el suelo. El tiempo parece detenido. Los humanoides andan de un lugar para otro escudriñando la oscuridad en busca de su "presa". Tras unos minutos angustiosos que parecieron eternos, los extraños seres abandonan la búsqueda y desaparecen en la noche. Al rato, tras sentirse a salvo, Maximiliano reemprende el camino de vuelta sin esperar más contratiempos. Se equivoca. El resplandor en mitad de la carretera le advierte que los humanoides siguen allí, pero no había el menor rastro de ellos. Despacio, tras comprobar que la cabina del camión está desierta, se subió al vehículo y tras cerrar la puerta, los seres aparecieron junto al OVNI posado en la calzada. Si embargo tras una aparente conversación entre ellos, se introdujeron en la luz, y ésta se elevó hasta el cielo, dejando las otras dos en tierra. La furgoneta arrancó y Maximiliano, con gran sangre fría y aplomo, cruzó la carretera pasando muy cerca de las luces posadas sobre el campo. "Pero a los 200 o 300 metros volví a parar el camión. Lo dejé oculto tras una curva y a pesar de todo me acerque a la zona, procurando ocultarme en la maleza. La que se había remontado estaba nuevamente sobre la carretera y los cuatros seres habían salido otra vez. Creo que hacían algo al lado de la calzada".


               Los seres estaban atareados a un lado de la carretera

Se acercó hasta unos 10 o 15 metros de los humanoides y pudo entre otras cosas cerciorarse que el enorme artefacto carecía de puertas o aberturas. Durante 10 minutos observó a los seres, que calzaban botas e iban con la cara y manos descubiertas, atareados, inclinados y arrodillados, mientras introducían unos extraños artilugios en la tierra. Unas herramientas en forma de T y de herradura.
“Primero hundían la T en la tierra -dijo Maxi- , sujetándola por el palo y, a continuación, colocaban las dos puntas de la herradura en la hendidura". Como es habitual en cualquier ejercicio laboral mientras dos de los humanoides trabajaban, los otros dos solo miraban...
Los tripulantes de aquellos OVNIs relucían en la noche con sus monos ajustados brillantes. No hablaban entre ellos y se dedicaron con gran detenimiento a horadar la tierra. Maximiliano no pudo resistir más la tensión que le embargaba, y dejó a los humanoides absortos en su aparente hilarante faena. Mientras se alejaba del lugar, el joven salmantino, como despertado de una espantosa pesadilla, no podía creer lo que le había ocurrido, sin embargo el barro que cubría completamente su mono, le indicaba que todo había sido muy real. A la mañana siguiente la batería del camión estaba completamente descargada. La experiencia de Maximiliano Iglesias había sido la culminación "perfecta" de tres días donde el pánico y lo sobrenatural habían sido los principales protagonistas junto, como no, a tres desprevenidos conductores que ya jamás circularían con la misma tranquilidad allá donde fueran...


CURIOSIDADES EMOCT

CRONOLOGÍA DE UNA SEMANA DE ENCUENTROS:

1º ENCUENTRO.- 19 de marzo 1974 (martes): 03:30 - 04:00 horas de la madrugada. Cristóbal Muñoz se topa con una extraña niebla y una entidad luminosa.
2º ENCUENTRO.- 20 de marzo 1974 (miércoles): 10:30 - 11:00 horas de la mañana. Adrián Sánchez es perseguido por un "platillo volador" tras observar una gigantesca estructura flotando sobre el campo.
3º ENCUENTRO (FASE A) 21 de marzo 1974 (jueves): 02:15 - 02: 30 horas de la madrugada. Maximiliano Iglesias, observa dos OVNIs posados en tierra y a dos de sus ocupantes.
3º ENCUENTRO (FASE B) 21 de marzo 1974 (jueves): 23:00 horas de la noche. Maximiliano Iglesias vuelve a encontrarse con los OVNIs en la carretera y es perseguido por 4 humanoides.


CARRETERAS IMPOSIBLES

Los encuentros en la carretera no son tan extraños y únicos, como el lector pueda pensarse, dentro de la casuística OVNI nos encontramos decenas de incidentes parecidos al del Sr. Muñoz. Quizás uno de los encuentros mas coincidentes con el caso gaditano sea el siguiente:
El 14 de noviembre de 1968, en la localidad extremeña de Zafra, el Sr. Manuel Trejo, de profesión soldador, se tropezó en mitad del camino con un inquietante ser luminoso. Circulaba tranquilamente por la carretera de vuelta a casa, tras ir a la cercana Burguillos del Cerro a recoger carbón picón, y una fina y suave lluvia le acompañaba en silencio. Serían las 22:50 horas de la noche, cuando comenzó a notar que el vehículo le fallaba. Perdía velocidad y las luces delanteras bajaban de intensidad. Inexplicablemente su Citroën pareció ser "zarandeado" por una mano invisible al igual que el vehículo del chofer gaditano. La carretera estaba desierta y la presencia de bancos de niebla en los alrededores no vaticinaba nada bueno. No obstante, Manuel Trejo, aún desconcertado decidió continuar su rumbo. Minutos después, al salir de una curva, a la derecha de su posición, a unos 300 metros, observó una silueta de una persona que en un primer momento tomó por un guardia civil. Sin embargo al acercarse e iluminarle con los faros (que habían recuperado su intensidad), nuestro testigo comprueba que no se trata de un miembro de la benemérita, que mas hubiera querido el: "Pasé a su lado -relató el soldador al periodista y escritor Juan José Benítez- como es natural, y lo suficientemente despacio como para retener detalles. Me pareció normal entre un metro setenta y un metro ochenta. Se hallaba de frente al turismo. Las piernas permanecían juntas y los brazos caídos a lo largo del cuerpo. Vestía un "traje" ceñido, como los buzos, con muchísimas lucecitas rojas, verdes y azules. Era increíble. Yo diría que tenían el tamaño de una lenteja. Quizás menos. Parecía un árbol de navidad... y al llegar a su altura, aquella feria multiplicó su luminosidad (recuerdan este detalle en la experiencia del chofer). La cabeza y las manos, en cambio, estaban en sombra, las facciones y el cabello, todo en negro, no me llamaron la atención. Eran como los nuestros, el pelo, eso si, era un poco mas largo de lo normal. En cuanto a los dedos se distinguían a la perfección. Quizás llevara guantes, no lo se... Los pies lucían igual en negro. Calzaba algo similar a unas botas. La experiencia no se la deseo a nadie, pase miedo."


                         Extraño humanoide visto por el Sr. Trejo

Dos días después el señor Trejo realizando el mismo recorrido observó una extraña luz que parecía seguirle. A escasos kilómetros de llegar a su domicilio comprobó que aquello tampoco era un helicóptero de la guardia civil. "A través del parabrisas la visibilidad era perfecta. Me recordó la forma de un limón partido por la mitad. Tendría unos 6 metros de diámetro y brillaba con un blanco intenso. Presentaba un "trípode" un montón de "tubos de escape" repartidos a lo largo de la circunferencia. Podían estar separados entres si a razón de 25 o 30 cm. Y no creo que superasen los 15 o 20 cm de longitud... Digo que serían "tubos de escape"• por que arrojaban fuego. Unas llamaradas como la de un soplete en acción. Y emocionado, nervioso y asustado, solo se me ocurrió hacerle señales con las luces del coche y quedarme embobado. Y al poco, en mitad de un fuerte silbido, el chisme empezó a moverse despareciendo en el cielo a toda pastilla. Y se hizo pequeño como una estrella"...


UN ROBOT ABRASADOR

El investigador Brad Steiger recogió el siguiente escalofriante testimonio de encuentros en la carretera en los Estados Unidos: "La señora Robinson iba conduciendo su coche desde Huntsville, Alabama, a Tifton, Georgia, la tarde del 19 de octubre de 1973. Cuando le faltaban unos 20 minutos para Tifton, en la Interestatal-75, los sistemas del motor dejaron misteriosamente de funcionar. Recuerda que eran las tres y media de la tarde aproximadamente, cuando le ocurrió, y su coche siguió deslizándose por la carretera, sin dirección ni frenos. Finalmente el vehículo acabó deteniéndose en un recodo de la carretera. Entonces la Sra. Robinson empezó a sentir una extraña sensación que ella describe como "rara". Algo extraño pasaba, y cuando se volvió hacia la ventanilla de su lado, lo vio: un "hombre" metálico de unos tres metros de altura, con un traje que parecía de estaño. Había una "burbuja" en su cabeza, que no tenía rasgos, excepto dos ranuras rectangulares por ojos. Aunque no tuvo el valor necesario para mirar directamente a la criatura, la señora Robinson afirma que si la ventanilla hubiera estado bajada, habría podido tocar aquel ser. El ente caminó hasta la parte delantera del coche y después a la trasera, desapareciendo después. La testigo calculó que aquella criatura debía ser más robot que humana, debido a su forma mecánica de moverse.


Supuesto y polémico humanoide fotografiado en Alabama, que guarda similitudes con el observado por la Sra. Robinson.

Cuando estuvo bien segura de que el ser se había ido, la Sra. Robinson salió del coche por miedo a que explotase. Levantó el capó del coche para atraer la atención de algún automovilista, y una humareda se elevó en el aire. Cuando la grúa remolcadora llevó su coche a un garaje, una hora y media después, pudo observarse que el calor bajo el capo había sido tan intenso que el motor casi se había derretido. El metal estaba tan caliente que "daba la impresión que se podía meter el dedo y atravesarlo". Se necesitó otra hora y medía antes de que el motor se enfriase lo bastante para poder empezar a repararlo".


CUIDADO CON LOS CRUCES DE CAMINOS...

Es curioso y desconcertante que los encuentros con OVNIs, cuando tienen como principal escenario una solitaria carretera, se originen cerca de los cruces de camino. Antaño, estos lugares, las encrucijadas de veredas eran propicios, según la tradición, para visión de seres fantasmagóricos como la Santa Campaña y otro tipo de entidades. Los cruces son lugares idóneos para este tipo de fenómenos por razones que ni siquiera podemos aventurar, pero si reseñar...



ALGUNOS APUNTES SOBRE EL AUTOR:
Ha publicado más de 500 artículos de investigación sobre OVNIS, criptozoología, arqueología y otras cuestiones relacionadas con lo heterodoxo. Actualmente colabora en la Revista ENIGMAS y otros medios: Prensa/Radio/Televisión.


• Publicado con permiso del autor