El Código Secreto de la Biblia

Portada
José Manuel García Bautista escribía un interesante artículo titulado El Código Secreto de la Torah, que exponía en los siguientes términos:

«Descubren código secreto en la Biblia: Doron Witztum, fue quien completó el modelo matemático para descifrar el código que estuvo escondido en el texto original de la Biblia en hebreo.
Matemáticos israelíes habrían descubierto un código que estuvo escondido en el texto original de la Biblia en hebreo por más de tres mil años. En él se hallarían todos los sucesos que afectarían al mundo, tanto en el pasado como en el futuro, como la gran depresión económica, las guerras mundiales, los asesinatos de los hermanos Kennedy y del Primer Ministro Israelí, Itzhak Rabin, entre otros, incluyendo la fecha exacta, el lugar y el nombre de los asesinos.
El código oculto en la Biblia fue encontrado en el texto hebreo del Antiguo Testamento, es decir, en la primera versión escrita del libro sagrado. Aunque ha sido traducida a todos los idiomas, los acontecimientos pueden develarse solamente en la versión en hebreo, ya que éste es el idioma original de la Biblia.
Pero, ¿cómo se pudo conservar intacto el código, después de 3.000 años? El texto original de la Biblia ha permanecido inalterado a través de los siglos.
Todas las Biblias en lengua hebrea original que existen en la actualidad son iguales letra por letra. Según Adin Steinzsaltz, principal traductor de textos hebreos antiguos, el Talmud (libro que contiene la tradición, doctrinas, ceremonias y preceptos de la religión judía) señala claramente que no puede usarse, y ha de ser enterrada bajo tierra, toda copia de la Torah (libro de la Ley de los judíos) que tuviera una sola letra errónea.


El origen: Michael Drosnin

Hace más de 2.000 años, una comunidad de israelitas escondió cientos de rollos de pergamino con los textos originales del Antiguo Testamento en cuevas que rodean el Mar Muerto, por temor a que fueran destruidos. Estos fueron descubiertos accidentalmente por un pastor en 1947, y ahora se conservan en Israel, en un museo llamado Santuario del Libro de Jerusalén.
La referencia al “fin de los días”, se encuentra en un rollo de veintidós líneas llamado Mezuzah, que ocupa un lugar central en la Biblia y que Dios ordenó poner aparte y fijarlo a la entrada de cada hogar. “Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en las puertas”, ordenó Dios. Una sola palabra o signo que hubiera cambiado, habría perdido el sentido del texto escondido. Pareciera que Dios quiso asegurarse que el texto no se perdiera.
Aunque fue primero intuido por el rabino H.M. D. Weissmandel, hace más de 50 años, fue en realidad el Dr. Eliyahu Rips, experto mundial en teoría de grupos (modelo matemático en que se basa la física cuántica), quien lo descubrió, y posteriormente otro físico israelí, Doron Witztum, fue quien completó el modelo matemático para descifrar el código. Este fue corroborado por matemáticos de la Universidad de Harvard, Yale y de la Universidad Hebrea. También fue verificado por un experto en decodificación del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Este descubrimiento fue anunciado primero en la revista norteamericana especializada Statistical Science (Ciencia Estadística), no sin antes someterlo al análisis de otros expertos, procedimiento habitual de verificación en revistas de este tipo. El experimento original fue llamado “Secuencias equidistantes de letras en el libro del Génesis”, en cuyo resumen se leía: “El análisis randomizado (aleatorio) señala la existencia de información oculta en el texto del Génesis, imbricada en forma de secuencias equidistantes de letras. Su nivel de acierto es del 99.998%”.
El periodista norteamericano Michael Drosnin publicó el descubrimiento en 1997 su libro El Código Secreto de la Biblia, señalando que para ello “tuvo que aprender hebreo y estudiar y comprobar el código durante cinco años”. Explica Drosnin que “la Biblia tiene la forma de un gigantesco crucigrama. Está codificada de principio a fin con palabras que al conectarse entre sí, revelan una historia oculta”.
Para dar con el código, Rips eliminó los espacios entre palabras y convirtió la totalidad del texto bíblico original en una “hebra” continua compuesta por 304.805 letras. Al hacerlo, la estaba devolviendo a la forma primigenia que los grandes sabios le atribuyen. Según la historia, ésa es la forma en que Moisés habría recibido la Biblia de Dios: continua, sin separación de palabras.
El computador explora esta hebra en busca de nombres, palabras y frases codificadas. Comienza por la primera letra de la Biblia y verifica todas las secuencias alternas posibles: palabras formadas por saltos de 1, 2, 3 y así, hasta varios miles de espacios. Luego repite la búsqueda empezando por la segunda letra, luego por la tercera, la cuarta, hasta llegar a la última letra del texto. Como en un crucigrama, la información codificada puede aparecer en forma vertical, horizontal o diagonal. Cuando localiza una palabra clave, el computador se dedica a buscar información relacionada con ella que encuentra generalmente en el mismo tramo del texto.
Nadie puede explicar, sin embargo, cómo fue creado el código. Todos los científicos, matemáticos y físicos que han aceptado su existencia, coinciden en señalar que ni los más veloces ordenadores de que disponemos, incluidos los del Pentágono, las unidades centrales de la IBM, ni todos los computadores del mundo trabajando juntos, podrían obtener un texto como el que fue codificado hace tres mil años. Según el Dr. Rips, la información contenida en él “es infinita”.
Uno de los episodios más dramáticos para los científicos fue descubrir, con un año de anticipación, el registro del asesinato de Itzhak Rabin. Aunque trataron de advertir al Primer Ministro, no pudieron evitar su muerte. Por más de tres mil años, el suceso estuvo esperando en la Biblia a que alguien lo descubriera.


Otras profecías:

Sin embargo, Drosnin señala que “la Biblia no es una bola de cristal: es imposible encontrar algo si uno no sabe qué es lo que está buscando”.
Existe también una diferencia con otras profecías, tipo Nostradamus, ambiguas, como: “una estrella surgirá del oriente y caerá el Gran Rey”. En la Biblia, aparecen los detalles precisos, señalando nombres, fechas, ciudades y eventos como holocausto, guerra, terremoto y asesinato.
En el siglo XVIII, un sabio llamado el Genio de Vilna, escribió: “es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los tiempos, está incluido en la Torah, desde la primera hasta la última palabra”. El físico Albert Einstein dijo por su parte: “Por persistente que sea, la distinción entre pasado, presente y futuro es pura ilusión”. Decía que el tiempo no es lo que parece, no fluye en una única dirección. Para él, el futuro y el pasado coexisten.
Isaac Newton, quien descubrió la ley de la gravitación universal, no sólo afirmó que el futuro ya existe sino que creía en la posibilidad de predecirlo. El creía que había un código escondido en la Biblia que revelaba el futuro, aprendió hebreo y dedicó la mitad de su vida a buscarlo, pero no es sino hasta ahora, con la aparición de las computadoras, que se hace posible descifrarlo.
Para el futuro, el código señala la destrucción de Jerusalén. También la posibilidad de una tercera guerra mundial en el 2006, que acabaría con la humanidad debido al uso de las bombas atómicas. Anuncia un devastador terremoto en Los Ángeles, California, para el año 2010 y fuertes terremotos en Japón. Sin embargo, plantea la posibilidad de cambiar el futuro.
La agencia EFE distribuyó un cable fechado en Moscú, que da cuenta del peligro de que un asteroide de 1.5 Km. de diámetro se estrelle contra la Tierra en el año 2006. El cable dice: “su nombre es Ícaro, tiene una masa de varios centenares de millones de toneladas y se aproxima a la Tierra con una velocidad de 70 Km. por segundo. Según científicos rusos, su impacto con la Tierra causaría una explosión equivalente a la de un millar de cargas termonucleares, con una potencia de un millón de toneladas cada una”.
Drosnin señala en su libro esa posibilidad, desde que lo escribió en 1996. “El código de la Biblia advierte del peligro real de una colisión de este tipo. Atraviesa el 2006 una profecía escalofriante: ‘Su senda golpeó sus moradas’. La advertencia, que se solapa con el año, finaliza con las palabras ‘objeto similar a una estrella’. Justo encima de 2006 se lee una aparente confirmación cronológica: año vaticinado para el mundo”, afirma.
El Dr. Rips ha hecho una manifestación pública, desautorizando el libro de Drosnin, aunque reconoce haber sido testigo del hallazgo de la información referente al asesinato del Primer Ministro Rabin. “Todos los intentos de extraer mensajes de los códigos contenidos en la Torah, o de hacer predicciones basados en ellos, son vanos y no tienen ningún valor”, ha dicho.
Para Harold Gans, experto en decodificación del Departamento de Defensa de los EE.UU., quien verificó la autenticidad del código, descifrar el código oculto en la Biblia puede ser resultado de “un golpe de suerte”, debido a que “es muy difícil especificar palabras asociadas a un futuro potencial, ya que éste aún no ha sucedido. Uno está tratando de deducir el contexto en forma subjetiva, a partir de palabras, y eso no tiene nada que ver con códigos matemáticamente verificables”, explica.
Lo cierto es que ocultos en la Biblia, se encuentran el atentado de la secta religiosa en el metro de Japón con el gas sarín, el atentado terrorista de Oklahoma, con el nombre de Timothy McVeigh, condenado por la explosión, y muchos otros sucesos y personajes que poco a poco están saliendo a la luz pública.
Hay personas que afirman que la Biblia de hoy no es la original y que ha tenido cambios. Obviamente en las traducciones del hebreo a otros idiomas puede haber diferencias. Eso es normal. Pero hablaré de la misteriosa tradición que tienen los hebreos para escribir copias de la Biblia.
Solo personas especialistas están autorizadas a escribir copias de ella. No la escriben en hojas de papel. La escriben con un tipo especial de pergamino. Son personas que dedican toda su vida a hacerlo. Cualquier error, aunque sea mínimo, hace que el rollo entero sea destruido inmediatamente.
Así, hace miles de años han hecho copias fieles de sus originales.
Hace poco se descubrieron las copias más antiguas de los libros del viejo testamento, escondidas en cuevas por la secta de los esenios. Se conocieron como los rollos del mar muerto. Antes de estos rollos, la versión más antigua era el Códice Babilónico Petropalitano.
Se compararon para ver si había diferencias. Eran idénticos. Impactante para copias hechas a mano con 1,000 años de diferencia. Y la diferencia del libro de Isaías con la Biblia actual, es de solo dos palabras.
¿Por qué tanto celo en copiar fielmente los libros del antiguo testamento?
En el libro de Apocalipsis la advertencia es muy contundente: “Cualquiera que cambie una sola de las letras de esta profecía le serán añadidas las plagas que hay en este libro”.

Las profecías

Las palabras formaban una matriz de crucigrama. Los hechos demuestran a las claras que el código de la Biblia permite identificar grupos de palabras entrecruzadas que contienen bloques homogéneos de información. Junto a «Bill Clinton», la palabra «presidente». Junto a «alunizaje», «nave espacial» y «Apolo 11». Junto a «Hitler», «nazi». Junto a «Kennedy», «Dallas».
Rips extrajo un volumen de su biblioteca y leyó a M. Drosnin una cita de un sabio del siglo XVIII llamado el Genio de Vilna: «Es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los tiempos está incluido en la Torá, desde la primera hasta la última palabra. Y no tan sólo en un sentido general, sino hasta el menor detalle de cada especie y cada uno de sus individuos, y hasta el detalle de cada detalle de cuanto le ocurra a éste desde que nace hasta que deja de existir.»
Rips le mostró una hoja impresa. «Hussein», «Scuds» y «misil ruso» aparecían codificados juntos en el Génesis. La secuencia completa del código rezaba: «Hussein escogió un día.» Aquí, en Génesis 14, donde se narra la historia de las guerras de Abraham con los reinos vecinos, encontramos la fecha: «fuego el 3 Shevat». Esa fecha del calendario judío equivale al 18 de enero de 1991, dijo Rips levantando la vista de la pantalla. Es el día en que Iraq lanzó el primer misil Scud contra Israel.
En la Biblia están codificados centenares de hechos cruciales para el mundo, desde la segunda guerra mundial hasta el escándalo del Watergate, el Holocausto, la bomba de Hiroshima, la llegada del hombre a la Luna o el reciente impacto de un cometa en Júpiter.
Drosnin le envía una carta a Itzhak Rabin a través de su amigo Chaim Hurí, advirtiéndole del peligro : «Un matemático israelí ha descubierto en la Biblia un código oculto que parece revelar hechos ocurridos miles de años después de que fuera escrita», rezaba mi carta a Rabin.
«Si me he permitido escribirle es porque la única vez que su nombre completo -Itzhak Rabin-aparece codificado en la Biblia, las palabras “asesino que asesinará” lo cruzan.
«Esto no debería tomarse a la ligera, toda vez que los asesinatos de Anwar al-Sadat y de John y Robert Kennedy también aparecen codificados en la Biblia; en el caso de Sadat, con el nombre completo del homicida, la fecha y el lugar del atentado, y el modo de perpetrarlo.
«Creo que corre usted un grave peligro, pero también que el peligro puede ser evitado.»
La advertencia no es tomada en serio y el 4 de noviembre de 1995 llegó la terrible confirmación. Un hombre que se creía encomendado por Dios acababa de disparar a Rabin por la espalda. Durante tres mil años, el atentado había permanecido oculto en el código secreto de la Biblia.
No podía ser una coincidencia. Las palabras «asesino que asesinará» cruzan el nombre de «Itzhak Rabin» la única vez que éste aparece completo en el Antiguo Testamento. Según el código de la Biblia, Rabin moriría en el año judío que empezaba en septiembre de 1995. El 4 de noviembre de 1995, el mundo conoció la trágica noticia.
Después del atentado, el nombre del asesino -«Amir»-saltó de inmediato a la vista. Siempre había estado allí, encima del de su víctima, perfectamente descifrable.
«Amir» aparecía codificado en el mismo sitio que «Itzhak Rabin» y «asesino que asesinará». Más aún; las palabras «nombre del asesino» aparecían en el texto de la Biblia en el mismo versículo que encerraba el nombre de «Amir». En ese preciso versículo, el texto oculto afirmaba «Golpeó, mató al primer ministro». Incluso llegaba a identificarlo con un israelí que dispararía casi a quemarropa: «Su asesino, uno de su gente, aquel que se acercó.» El código revelaba además cuándo y dónde ocurriría. «En 5756», el año judío que empezó en septiembre de 1995, se cruzaba con «Tel-Aviv» y «asesinato de Rabin». «Amir» volvía a aparecer muy cerca.
No obstante, antes del atentado sólo sabíamos que el código vaticinaba que sería «en 5756». Y Rabin ignoró las advertencias, «No te creerá, me había prevenido su amigo Guri cuando le entregué la carta. Rehúye todo misticismo, y además es fatalista.»


El holocausto atómico

Con palabras claras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento predicen que la «batalla final» comenzará en Israel, con un ataque a la Ciudad Sagrada, Jerusalén, y finalmente se extenderá al mundo entero.
El libro del Apocalipsis anuncia que «será Satanás soltado de su prisión y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar. Subieron por toda la anchura de la tierra y cercaron el campamento de los santos y de la ciudad amada Pero bajó fuego del cielo y los devoré». En el código de la Biblia sólo una capital del mundo aparece ligada con «guerra mundial» u «holocausto atómico», y ésta es «Jerusalén».
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Segunda Guerra Mundial

«Guerra mundial», «Hitler» y «holocausto» aparecen codificados en la Biblia en el último libro del Antiguo Testamento. «Este mundo devastado, guerra mundial» se lee en una misma secuencia la única vez que «guerra mundial» aparece. En el código figuran los nombres de todos los líderes de la segunda guerra: Roosevelt, Churchill y Stalin, además de Hitler. También se hallan codificados junto a «guerra mundial» 105 principales países implicados en la contienda: Alemania, Inglaterra, Francia, Rusia, Japón y Estados Unidos.
El año en que empezó la guerra, 1939, aparece tanto junto a «guerra mundial» como a «A. Hitler» y la palabra «nazi». El «holocausto» se encuentra codificado junto a 1942, el año de la «solución final», el año en que dio comienzo el exterminio masivo de judíos en Europa.


Asesinato de Kennedy

«Tirador» y «francotirador» también se hallan junto a «Oswald», e incluso existe una descripción precisa de como éste matará a Kennedy: «disparará a la cabeza, [a] muerte».
También se pronostica la muerte del propio Oswald. Junto a su nombre aparece Ruby», y el texto oculto dice: «matará al asesino».
El nombre del hermano del presidente asesinado, «R. F. Kennedy», y la predicción de su muerte aparecen asimismo en la Biblia. De hecho, ambos homicidios se hallan codificados en el mismo lugar. En una misma matriz figuran «presidente Kennedy, morir», «Dallas», «R. F. Kennedy» y «segundo mandatario morirá». Atraviesa «R. F. Kennedy» el nombre de su asesino, «S. Sirhan». Y en el punto exacto de intersección entre «Sirhan» y «Kennedy», el texto oculto anuncia: «segundo mandatario morirá».
El día exacto en que el cometa chocaría con Júpiter fue descodificado antes de que ocurriera, y otro tanto sucedió con las fechas de la guerra del Golfo, como así también cientos de otros hechos corroborables.
El experimento original probatorio de la existencia del código de la Biblia se publicó en Statistical Science, revista del Institute of Mathematical Statistics de Estados Unidos (vol. 9, núm. 3, agosto de 1994, PP. 429-438).
El editor de la publicación, Robert E. Kass, de la Universidad de Carnegie-Mellon, manifestó en la nota preliminar: «Nuestros revisores estaban desconcertados. La posibilidad de que el libro del Génesis contuviera información significativa acerca de personajes actuales iba contra todas sus convicciones. No obstante, las pruebas adicionales reconfirmaron el fenómeno.
Desde la publicación del trabajo de Rips-Witztum-Ro senberg, hace ya tres años, nadie ha enviado refutación alguna a la revista matemática.


Algunos de los sucesos que narra el texto oculto son:

-”Shakespeare”, “llevó a escena”, “Macbeth”, “Hamlet”
-”Asesinato de Rabin”, “Amir”(nombre del asesino del primer ministro israelí), “Tel-Aviv”, “En 5.756″ (Año judío equivalente a 1.995-1.996).
-”Hitler”, “hombre malvado”, “nazi y enemigo”, “matanza”
-”Edison”, “electricidad”, “bombilla”
-”Hermanos Wright”, “aeroplano”
-”Newton”, “gravedad”
-”Clinton”, “presidente”
-”Fue hecho por ordenador”, “la escritura grabada en las tablas”
-Incluso se hace una pequeña alusión a Francisco Franco
Fuente: “El Código secreto de la Biblia” de Michael Drosnin»




Algunas consideraciones al respecto

Hasta aquí el artículo de José Manuel García Bautista. En la red podemos encontrar otros autores que también se expresan en los mismos términos.
Sin embargo, con el transcurrir del tiempo han ido apareciendo una serie de matices y apreciaciones que sería necesario señalar:

En primer lugar, observar –como ya se ha comentado– que para buscar las secuencias de letras equidistantes en un texto, se eliminan los espacios y marcas de puntuación sin alterarse el orden de las palabras, de manera tal que el texto se convierte en una hilera continua de letras.
Refiriéndonos ahora a la expresión “asesino que asesinará” en realidad, la frase que Drosnin traduce de esta forma es leída sin ningún salto, literalmente en Deuteronomio 4 versículo 42. En la Biblia aparece como “...el que, sin premeditación ni rencor alguno, hubiera matado a su prójimo.”
El hecho lamentablemente aconteció el 4 de noviembre de 1995 y desde entonces Drosnin sigue sosteniendo que ello no fue fruto del azar sino de la codificación indiscutible de la Biblia.
En segundo lugar, hay que admitir también que Drosnin falta a la realidad estadística cuando afirma que la probabilidad de un hecho es significativamente alta, pero lo cierto es que desde que publicó El Código Secreto de la Biblia no acertó, afortunadamente, a ninguna de sus predicciones basadas en diferentes matrices allí expuestas. Por ejemplo, el anunciado “holocausto atómico” y la “guerra mundial” en el año judío 5760 (2000) y con más probabilidades en el 5766 (2006). Tampoco hubo noticias de misiles teledirigidos a Nueva York en 5764 (2004); o de aquel atentado terrorista en el año (5765) 2005 en el que se utilizaría como arma el virus de la viruela. Todas estas y otras desacertadas matrices se encuentran en el libro de Drosnin.
Muchos científicos que defienden la teoría del “código oculto” son judíos ortodoxos, es decir, son personas que se ven influenciadas más por la religión que por la estadística, pues si el “código” fuese un hecho científico tendría pruebas concretas y no azarosas y especulativas; e inmediatamente la comunidad científica internacional pondría toda su atención en dicho fenómeno.
Es más, cincuenta y cinco matemáticos de varias universidades de todo el mundo, incluida la Universidad Hebrea de Jerusalén, que han estudiado el documento de Witzum y Cía. publicado en Statistical Science en 1994, han firmado una declaración http://math.caltech.edu/code/petition.html en la que aseguran que la teoría es infundada y poco convincente.
El código de la Biblia, para estos matemáticos, es un fraude, una artimaña que no hace más que desilusionar sino a muchos que se atrevieron a creer en dicho fenómeno y en adentrarse en la búsqueda de hechos pasados y, por sobretodo, hechos futuros como si fuese un oráculo del tiempo.

El comienzo

Su autor Michael Drosnin expone, como ya hemos visto, una tesis tan asombrosa como fascinante, que dentro de lo que los cristianos conocen como el Antiguo Testamento y los judíos como Tanaj se halla oculto de modo criptográfico un código que, al parecer, contiene información de innumerables personalidades y eventos importantes de la humanidad en toda su historia pasada, presente y futura.

Drosnin
Corrían los tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando el Rabino Michael Weissmandel, encontró un curioso patrón en la versión original hebrea de la Torá (el Pentateuco o “Los libros de Moisés”). Se dispuso a buscar letras para formar palabras en dicho texto pero de a saltos, es decir, contando el mismo número de caracteres entre letra y letra. De esta manera, Weissmandel encontró en el Génesis, comenzando desde la primera letra hebrea tav hasta la siguiente letra hebrea vav y luego resh y por último hei, la palabra Torá en hebreo. Para ello escogió adrede el intervalo de 50 caracteres o letras. ¿Y por qué adrede? Pues la razón es que desde que el pueblo judío salió de Egipto hasta que Yahvé le dio la Torá a Moisés pasaron exactamente 50 días.
No se detuvo allí y aplicó la misma razón para buscar en el siguiente libro de la Torá, el Éxodo. Y nuevamente cada cincuenta letras o caracteres encontró el mismo resultado, la palabra hebrea Torá.
Este hecho curioso principalmente, cautivó al profesor de matemáticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Eliyahu Rips, cuando allá por los años ochenta ideó junto a algunos compañeros como el Doctor en Física, Doron Witzum y el programador informático Yoav Rosenberg, un programa informático que permitiría llevar a cabo ese tipo de saltos entre letras o caracteres a grandes velocidades comparado con el rudimentario método del Rabino Weissmandel que consistía en la búsqueda manual.

Rips
Dicho método fue denominado por Witzum, Rips y Rosenberg como ELS o Equisdistant Letter Sequences (Secuencias de Letras Equidistantes). Método que más tarde se haría famoso por la publicación de la tesis en la prestigiosa revista de matemáticas Statistical Science del Institute of Mathematical Statistics de EE.UU bajo el título “Equidistant Letter Sequences in the Book of Genesis” (Secuencias de Letras Equidistantes en el Libro del Génesis).
En dicho documento alegaban haber encontrado en el Génesis hebreo (el original del cual se desprenden todas las versiones del mundo) los nombres de 32 rabinos hebreos codificados cerca de sus respectivas fechas de fallecimiento y, si se encontraban disponibles, las fechas de nacimiento.
Según sus análisis las probabilidades de encontrar estos resultados por azar era de ¡uno entre diez millones!, sobrepasando la usual uno entre mil que ya se considera no azaroso. Para corroborar sus resultados utilizaron como texto de control o de prueba la traducción hebrea del libro Guerra y Paz de Tolstoy consistente en la misma cantidad de letras que el Génesis. Según sus análisis, nada extraordinario fue hallado en esta obra.
Este hecho motivó al periodista Michael Drosnin a comprobar él mismo las diferentes matrices que pudiera arrojar la búsqueda en la Biblia hebrea, a pesar de que el experimento de Rips sólo hacía hincapié en la supuesta codificación intencional del primer libro de la Biblia: el Génesis. Y, como era de esperar, encontró algo. Resultó ser el nombre completo del, por entonces, primer ministro israelí Itzhak Rabín codificado una sola vez en toda la Biblia; sólo aparece en el Deuteronomio. Encontró la frase ya descrito. Drosnin, sin dudar, creyó que se trataba de un hecho futuro del cual él debía alertar.  Era 1994 y aún restaba poco más de un año para el asesinato del primer ministro, cuando le envió una carta a Rabin en la que declaraba: “Un matemático israelí ha descubierto en la Biblia un código secreto que parece revelar hechos ocurridos miles de años después de su escritura: “Si me he permitido escribirle es porque la única vez que su nombre completo aparece codificado en la Biblia, las palabras ‘asesino que asesinará’ lo atraviesan” le decía Drosnin al primer ministro israelí.
El Código de la Biblia se publicó en el año 1997 en los Estados Unidos. Poco tiempo más tarde se convertiría en un best-seller mundial. El libro permaneció durante mucho tiempo en las listas de los más vendidos y tuvo dos partes más tituladas "El nuevo código secreto de la Biblia" que se publicó en 2002 y "El código secreto de la biblia III: la predicción final" que se publicó en 2006 en EE.UU. La segunda parte no aportaba nada nuevo, simplemente contenía reflexiones sobre el contenido del primer libro. En el último relata entrevistas con dignatarios de los países implicados en las predicciones.
Tras la publicación del libro, aparecieron a disposición del público varios programas de ordenador, entre ellos el original que había usado Rips para descifrar el código y otros que lo imitaban con mejor o peor fortuna.
Actualmente existe una gran cantidad de personas que utilizan estos programas para escudriñar en la Torá acerca de los eventos del presente y el futuro.

Su principal objeción

Aparte de las observaciones mencionadas con anterioridad, la principal objeción contra el código de Biblia publicado por Michael Drosnin consiste en que un modelo similar sí puede ser encontrado en otros libros aparte de la Biblia. Aunque la probabilidad de hallar una secuencia en un lugar aleatorio que responda a una palabra con significado sea baja, hay tantos puntos de partida y distancias posibles que es de esperar que tales palabras aparezcan. En respuesta a un desafío explícito de Drosnin, que afirmó que sólo la Biblia podría contener secuencias, el matemático australiano Brendan McKay encontró muchas secuencias similares, al contrario de lo que mantiene Drosnin, en Moby Dick que contenían frases relacionadas con acontecimientos modernos.

McKay
Otros estudiosos, como el físico estadounidense Dave Thomas, encontraron más ejemplos en otros textos. Además, Drosnin había usado con ventaja la flexibilidad de la lengua hebrea, mezclando libremente hebreo clásico (sin vocales, donde las letras Y y W son estrictamente consonantes) con hebreo moderno (donde Y y W suelen indicar las vocales I y U), así como las variaciones en el uso de K y T, encontrando el significado deseado. Cinco años después de que el código fuera publicado en la revista Statistical Science, revista del Institute of Mathematical Statistics de Estados Unidos (Vol. 9 Nº 3, agosto de 1994, pp. 429-438) un grupo de matemáticos, entre ellos Brendan McKay, publican en la misma revista que diera origen a éste misterio, un razonamiento a partir del cual siempre es posible obtener códigos que parecen premonitorios, independientemente del libro que se emplee para hacerlo.

Veamos un ejemplo que he encontrado en la red:

«Tomemos las primeras doscientas letras del clásico literario Moby Dick en inglés:

CALL ME ISHMAEL. SOME YEARS AGO--NEVER MIND HOW LONG PRECISELY--HAVING LITTLE OR NO MONEY IN MY PURSE, AND NOTHING PARTICULAR TO INTEREST ME ON SHORE, I THOUGHT I WOULD SAIL ABOUT A LITTLE AND SEE THE WATERY PART OF THE WORLD. IT IS A WAY I HAVE OF DRIVING

El texto queda de la siguiente manera:

CALLMEISHMAELSOMEYEARSAGONEVERMINDHOWLONGPRECISELYHAVINGLITTLEORNOMONEYINMYPURSEANDNOTHINGPARTICULARTOINTERESTMEONSHOREITHOUGHTIWOULDSAILABOUTALITTLEANDSEETHEWATERYPARTOFTHEWORLDITISAWAYIHAVEOFDRIVING

Ahora, estamos listos para buscar la palabra deseada. Por ejemplo, busco la palabra "sol" y la computadora informa que sólo aparece unas seis veces; es decir que la palabra "sol" sólo es posible encontrarla en forma de secuencia de letras equidistantes solamente unas seis veces en todo el texto.
En este caso, se ha escogido sólo uno de esos seis resultados. La palabra "sol" puede ser encontrada leyendo de atrás hacia adelante en todo el texto con un salto de 24 letras:

“..INGLITTLEORNOMONEYINMYPURSEANDNOTHINGPARTICULARTOINTEREST..”

La computadora nos muestra la palabra en una "matriz":

1
Para explicar el procedimiento, digamos que la computadora empezó por la primer letra “s” que existe en el texto y luego buscó la primer letra “o” siguiente a la “s”; así fijó la distancia que debe haber para las demás letras de la palabra. En esta matriz, desde la letra “s” hasta la siguiente letra “o” hay 24 letras, entonces la distancia entre la “o” y la “l” debe ser de 24 letras.
La distancia entre letras puede llegar hasta números muy elevados como por ejemplo “Itzhak Rabín” que aparece una sola vez en la Torá con un salto de 5000 letras. Y esto no es nada, hay matrices que se han encontrado con un número superior de saltos de letras.
Claro está que este trabajo se realiza millones de veces más rápido de lo que se podría hacer a mano. Es por ello que la computadora es tan necesaria en la búsqueda de una palabra en forma de secuencia de letras equidistantes.
Una vez encontrados todos los resultados de la palabra buscada, la computadora nos la muestra de manera bidimensional en la pantalla para ser más apreciable el resultado. Para lo cual, se dividen la longitud total del texto completo en el cual se realizó la búsqueda por la distancia que hay entre las letras de la palabra. En nuestro caso, la computadora ha encontrado en las primeras 200 letras de "Moby Dick" la palabra “sol” con un salto de 24 letras, entonces la computadora dividió 200 por 24 dando un resultado de 8,333 (8 filas de 24 letras y una de 8 letras)
En la matriz anterior hay 8 filas de 24 letras cada una y la novena fila sólo consta de la tercera parte de 24 (8 letras) para que nosotros podamos ver la palabra como si se leyera de arriba a abajo o viceversa. La computadora sólo nos muestra el centro de la matriz.
Habiendo ingresado la palabra o expresión principal, se introducen nuevas palabras para buscar “alrededor” de la primera. Por ejemplo, encontramos la palabra "día" con un salto de 53 letras:

2
Todo esto se realizó a modo de ejemplo ya que el alegado fenómeno del "código" sólo es buscado en los libros de la versión Koren de la Biblia hebrea».
Es interesante saber que Robert Kass, quien fuera el director de la revista Statistical Science en 1994, aclaró en el prefacio de la revista que “el documento fue ofrecido a nuestros lectores como un desafiante rompecabezas.”
Más tarde, el mismo Kass hizo una declaración http://lib.stat.cmu.edu/~kass/biblecodes/
en la que, además de desmentir su creencia en el supuesto "código" del Génesis, aseguraba haber publicado el documento de Witzum y cía. “...con la esperanza de que alguien dé un paso adelante y haga el cuidadoso análisis requerido para solucionar el rompecabezas...”
En 1999, el profesor del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad Nacional Australiana, Brendan McKay, junto con los matemáticos Dror Bar-Natan y Gil Kalai, y la psicóloga Maya Bar-Hillel, publicó un documento enStatistical Science titulado  Solving The Bible Code Puzzle (Resolviendo el Rompecabezas del Código de la Biblia) http://cs.anu.edu.au/~bdm/dilugim/StatSci/StatSci.pdf
donde proporciona una refutación adecuada de las investigaciones de Witztum y Rips. McKay y sus compañeros aseguraron haber encontrado resultados similares en la traducción hebrea de Guerra y Paz de Leon Tolstoy.

Expongo algunos de estos ejemplos:

A
..........Matriz referente a Gandhi y sus años de nacimiento y muerte

B
Matriz que hace referencia al fatídico día en el que los Estados Unidos
arrojaron la bomba nuclear en Hiroshima


C
….................…...Matriz que hace referencia a Al Qaeda

D
......Matriz que hacen referencia al atentado del 11-S en Estados Unidos

E
..........Matriz que hacen referencia al atentado del 11-M en Madrid

F
.............Matriz que hace referencia al atentado del 7-J en Londres

G
................Matriz referente al ensayo atómico de Corea del Norte

Los puntos principales de la refutación son que los datos usados por Witztum y Rips consistían en una lista de nombres de rabinos hebreos. La lengua hebrea es flexible en cuanto a que los nombres propios pueden variar, y cada rabino tiene varias denominaciones diferentes (alias y apodos), con lo que se debería ser muy cuidadoso en cuanto a como escoger cada nombre. Luego el resultado podría ser explicado reclamando que los datos no fueron escogidos correctamente. Extraído del documento: " ... los datos estaban muy lejos de estar claros, debido al modo de realizar el experimento. Más bien el repertorio de opciones disponibles era enorme, sobre todo en la elección de los nombres de los rabinos".
Hay pruebas indirectas que los datos, de hecho, no fueron recogidos correctamente; es decir, la elección de los nombres y su forma de escribirlos fue orientada de algún modo para que encajara con la hipótesis del código.
Extraído del documento: “...Menachem Cohen del Departamento de la Biblia en la Universidad Bar-Ilan, después de estudiar la listas de WRR reportó que no tienen ninguna base científica, y son enteramente el resultado de una inconsistente y arbitraria elección”.
Los intentos de reproducir el experimento no alcanzaron el mismo resultado.
Extraído del documento: "Un problema técnico que nos dificultó la investigación es que Witztum y Rips no nos han prestado sus programas de computadoras originales. Ni los dos programas distribuidos por ellos, ni nuestras propias implementaciones del algoritmo tal y como aparece descrito en los documentos de Rips y Witztum producen exactamente las distancias que se dicen".
En una entrevista para la revista norteamericana Newsweek, Drosnin aseguró: “Cuando mis críticos encuentren un mensaje acerca del asesinato de un primer ministro codificado en Moby Dick, les creeré”. Esto llevó a Brendan McKay a buscar diferentes nombres de personajes asesinados de la historia contemporánea en la versión inglesa de Moby Dick. El resultado fue asombroso, no sólo se encontró con el asesinato de Indira Ghandi, sino también los asesinatos de Martin Luther King, John F. Kennedy, Abraham Lincoln, e Yitzhak Rabin, así como la muerte de Diana, Princesa de Gales.
Durante diez años se ha ido propagando esta ola de “decodificadores de la Biblia” que, juntos, arrojaron cientos y cientos de diferentes matrices; fruto de la búsqueda incansable en la Biblia. Algunos, incluso han llegado a encontrar secuencias ¡de más de 250 letras equidistantes! alegando que esos “códigos” no pueden ser encontrados en cualquier otro texto literario. Cosa que como hemos visto no es cierta.
Las búsquedas que circulan por Internet no se realizan bajo las más estrictas normas de seguridad e infalibilidad estadística sino todo lo contrario, muchas son de personas que no conocen el hebreo y que cometen errores gramaticales. Pero no sólo es ese el problema sino que el experimento de Witzum, Rips y Rosenberg sólo fue realizado en el libro del Génesis y no en la Tanaj, ni siquiera en la Torá. Sin embargo, Michael Drosnin presenta sus matrices extraídas tanto de la Torá (Pentateuco) como de la Tanaj o Antiguo Testamento.
De hecho existe una desvinculación de Eliyahu Rips con respecto a Michael Drosnin. Rips declaró: “No respaldo el trabajo del Sr. Drosnin acerca de los códigos, ni las conclusiones a las que llega.... Todos los intentos para extraer mensajes del código de la Torá, o de hacer predicciones basadas en él, son inútiles y sin valor. Esta no es sólo mi opinión, sino la opinión de cada científico que ha estado involucrado en la investigación seria de códigos”.
A pesar de esta declaración, Drosnin sigue insistiendo en que el código se puede emplear para predecir.
Uno de los pilares de la creencia en dicho código se basa en la argumentación de que el Pentateuco (Torá) no ha sido nunca adulterado desde que fue escrito por Moisés allá en el Monte Sinaí mientras Yahvé le dictaba.
Se cometen dos graves errores:
El Pentateuco presenta varias irregularidades como para ser considerado escrito por Moisés, sino ¿cómo se explica que en Deuteronomio se relate la muerte de Moisés como hecho ya pasado? Este es sólo un ejemplo, quienes se interesen deberían leer algunos libros de buenos filólogos bíblicos.
Los israelíes actuales conocen muy bien no menos de siete diferentes versiones existentes de la Biblia en los cuales la mayor diferencia con respecto a la versión Koren, que es la usada por Witzum y Cía., es de cuarenta y tres letras. Cabe aclarar que los fragmentos más antiguos de la Biblia, son los encontrados en el Mar Muerto en 1947 y tampoco coinciden letra por letra con la edición Koren.
Tal vez no signifique demasiado para el lector de la Biblia; algunas pequeñas variaciones de letras no dificultan la lectura y comprensión del texto literal pero, para una secuencia a saltos esa diferencia de cuarenta y tres letras puede ser destructiva. Por una letra, una palabra o frase no aparecería en ninguna matriz.
Otra de las objeciones que se le puede hacer a la demanda de un código oculto en la Biblia es la referida al alfabeto hebreo, el cual consta solamente de veintidós letras. No es significativo comparado con las veintisiete del idioma español o las veintiséis del idioma inglés, pero si nos fijamos en la cantidad de letras del Antiguo Testamento hebreo nos daremos cuenta de que éste consta de un poco más de 1.900.000 letras contra las casi 2.500.000 letras de la versión inglesa. Es decir, que para decir lo mismo, para transmitir los mismos conceptos, el idioma inglés utiliza más letras en sus palabras. Esto demuestra que el diccionario hebreo contiene palabras de menos letras que el inglés. Y todos sabemos que cuanto más letras tenga una palabra más difícil será encontrarla en forma de secuencia equidistante.
Por lo tanto, tal y como lo demuestran las matrices encontradas en textos como Guerra y Paz, el código oculto en la Biblia no sería tal, las estadísticas demostrarían que los resultados son frutos del azar; de buscar palabras y/o frases enteras en un texto cualquiera.